martes, 21 de diciembre de 2010

La bruma de las páginas.


Abrir un libro es droga. Al fin y al cabo está distorsionando tu realidad, definámoslo como el trance que existe entre la perspectiva propia y del autor. Para ser más exacto lo clasificaría como droga dura, mentirías si negases que tu sistema nervioso no se disparó en más de un capítulo, en más de un pasaje. Puede ser extremadamente adictivo, y una vez dentro es terriblemente difícil salir. Te atrapa, te arrastra.. es un chute de imaginación, leer es diseñar, convertir la ficción en lo más puro. La subjetividad de la poesía; un verso, mil historias. Abrir un libro mata, puede rasgarte las entrañas, hacerte sentir hueco por dentro, vacio, inútil. Abrir un libro es para valientes.. y para locos.